
Las críticas hacia la actuación de la industria farmacéutica en lugares como África no son nuevas. Su negativa a rebajar los precios ha contribuido a aumentar la lista de muertos. Un dato escalofriante: el 90 por ciento del dinero que invierten las multinacionales en investigación se dedica a las enfermedades que afectan al 10 por ciento de la población mundial. Una estrategia de marketing que apenas contempla a quienes no tienen nada y que especula con vidas humanas. La investigación de muchas enfermedades no es rentable porque sus portadores tienen la cartera vacía. Son las enfermedades olvidadas. Males como la filiarsis linfática, el dengue hemorrágico, la enfermedad del sueño, la oncocercosis o el mal de chagas, por ejemplo, que afectan a más de 750 millones de personas en todo el planeta. Otras como el SIDA se han convertido en enfermedades crónicas en el primer mundo, mientras que su zarpazo diezma naciones en el continente negro.
Esperemos que nadie ponga traba a las buenas intenciones de Shaunak y Brocchini.