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sábado, enero 06, 2007

El negocio y la enfermedad

Dos investigadores británicos -Sunil Shaunak del Imperial College de Londres y Steve Brocchini de la London School of Pharmacy- han ideado un modo de llevar a los olvidados de la Tierra fármacos baratos, al margen de las grandes multinacionales del medicamento. A grandes rasgos, la iniciativa permite eludir el sistema de patentes mediante unas mejoras mínimas de su composición. Los retoques dan a luz un nuevo producto desde el punto de vista legal, pero sus efectos son idénticos o incluso más beneficiosos para paliar las enfermedades infecciosas en los lugares más deprimidos del mundo. El caso es que los gastos de investigación y producción se reducen enormemente, y su precio de venta también. Mientras las grandes compañías emplean miles de millones de euros en la confección de un medicamento, el nuevo sistema mengua considerablemente estas cifras. Según el profesor Shaunak "el monopolio de los grandes grupos se ha roto".

Las críticas hacia la actuación de la industria farmacéutica en lugares como África no son nuevas. Su negativa a rebajar los precios ha contribuido a aumentar la lista de muertos. Un dato escalofriante: el 90 por ciento del dinero que invierten las multinacionales en investigación se dedica a las enfermedades que afectan al 10 por ciento de la población mundial. Una estrategia de marketing que apenas contempla a quienes no tienen nada y que especula con vidas humanas. La investigación de muchas enfermedades no es rentable porque sus portadores tienen la cartera vacía. Son las enfermedades olvidadas. Males como la filiarsis linfática, el dengue hemorrágico, la enfermedad del sueño, la oncocercosis o el mal de chagas, por ejemplo, que afectan a más de 750 millones de personas en todo el planeta. Otras como el SIDA se han convertido en enfermedades crónicas en el primer mundo, mientras que su zarpazo diezma naciones en el continente negro.

Esperemos que nadie ponga traba a las buenas intenciones de Shaunak y Brocchini.