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lunes, junio 25, 2007

¿Un nuevo Irak?


Los grupos de la órbita de Al Qaeda son, desde hace semanas, un nuevo elemento desestabilizador en Líbano. Su primer cometido fue convertir en una olla a presión el campo de refugiados palestinos de Naher el Bared, al norte del país. Un desafío al ejército libanés que produjo un efecto contagio. Ahora, las sucursales del terror de la trama terrorista de Bin Laden -bautizadas aquí como Fatah al Islam- han irrumpido en la zona controlada por las fuerzas pacificadoras de la ONU, acabando cobardemente con la vida de seis soldados de nuestro ejército. Todos de edades comprendidas entre los 18 y los 21 años, han sido asesinados mientras defendían a la población civil.

Además de la trágica pérdida de nuestros soldados, el atentado trae consigo inquietantes avisos. Al Qaeda quiere convertirse en actor de un escenario en el que hasta ahora no pintaba nada. La retirada de Israel el pasado verano ante las tácticas de guerrilla del grupo terrorista Hezbollah provocó celos en la red wahabbita de Osama Bin Laden. Una milicia chií acaparaba las portadas de los periódicos y entusiasmaba al islamismo radical de todo el mundo.

Se cumple ahora un año de la última guerra del Líbano y Al Qaeda ha conseguido hacerse un hueco en un país en el que demasiados intereses se encuentran en disputa. Es probable que su estrategia sea exportar el modelo de Irak y Afganistán al país del cedro, aprovechando la presencia de las fuerzas internacionales, para añadir más confusión en la anarquía. De ser así la zona se enfrenta a un futuro extremadamente peligroso y de difícil control. La comunidad internacional se puede ver en un serio aprieto para poner orden si las maniobras desestabilizadoras se extienden por el mundo árabe.

Matar al mensajero

El corresponsal de la cadena BBC en Gaza, Alan Johnston, lleva más de cien días secuestrado. Conforme su cautiverio se aproximaba a esa cifra redonda, las perspectivas de su liberación se hacían más creíbles: la división de Palestina en dos -Gaza en poder de Hamás y Cisjordania bajo control de Al Fatah- podía mejorar su situación. A los terroristas les convenía un golpe de efecto para amortiguar el impacto de un bloqueo internacional mayor que el de los últimos años. Sin embargo las gestiones no han fructificado y las últimas informaciones son descorazonadoras. En el último vídeo lanzado por sus captores a las redes de información se muestra a un Johnston ataviado con un chaleco-bomba que será activado si se libera por la fuerza al reportero británico.

Es el último episodio de un fenómeno que se ha multiplicado en los últimos años en los escenarios conflictivos, singularmente en Oriente Próximo y Oriente Medio. Corren tiempos difíciles para los corresponsales de guerra, vistos antaño como altavoces y fieles notarios de los acontecimientos -aunque siempre con recelo-, y hoy convertidos en escudos humanos, moneda de cambio o débil elemento de chantaje y coacción.

Los bandos en conflicto han perfeccionado sus estrategias mediáticas de perversión y la tecnología actual les permite acceder a infinitas pantallas y medios. Su mensaje tiene hoy una capacidad de multiplicación enorme y da la vuelta al mundo en cuestión de minutos. Estas circunstancias, junto con la ideología de odio Oriente-Occidente diseñada por Osama bin Laden y avivada por la Administración Bush con su papel en Irak, han puesto en el disparadero a quienes se juegan el tipo por transmitir una radiografía lo más fiel posible de lo que ocurre en los rincones más inestables del mundo. Una coacción cobarde e inaceptable.

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domingo, junio 17, 2007

Palestina se parte en dos

En la semana que hoy termina se ha escenificado el comienzo de una nueva y siniestra era para el pueblo palestino. Una etapa que puede sumir a la franja de Gaza en una crisis todavía más profunda que la que padece en la actualidad. En parte, el golpe de fuerza del islamismo de Hamás, es el resultado de la política de embargo económico empleada por EEUU y la UE ante el triunfo en las urnas del grupo terrorista chií. La desesperación y la escasez han acelerado una guerra civil que se incubaba desde hace tiempo. Por otro lado, es la consecuencia inevitable de la era pos-Arafat y de la lucha por el poder ante la ausencia del líder.

Además, en el terreno de juego no sólo Al Fatah y Hamás disputan el partido. También Irán y Siria, con su cobertura a los islamistas, y EEUU financiando a los herederos del rais ocupan el tablero. Los primeros saben que el nuevo panorama les asegura una posición de fuerza en la zona y el control sobre el territorio en el que habitan 1,4 millones de palestinos. Se trata de un territorio blindado por Israel, pero garantiza una base de operaciones para atacar al Estado hebreo y generar un poderoso foco de conflicto, cuando la situación lo requiera. Para los segundos, EEUU, el momento actual empeora profundamente la política en la zona: elementos de Al Qaeda ganan peso en la franja, donde convive una mayoría suní con los adeptos al terrorismo chií patrocinado por Teherán y Damasco. Un hervidero que guarda demasiados parecidos con Irak.

Es, en definitiva, una muy mala noticia para las esperanzas de paz en la zona. Especialmente para un pueblo desahuciado y vapuleado que se enfrenta a una catástrofe fratricida. Serán también tiempos complicados -aún más- para Israel, que se enfrenta a posibles estrategias combinadas en varios frentes (Hezbollah y Siria desde el norte, Hamás desde el suroeste, e hipotéticas ofensivas desde Cisjordania, al este).

miércoles, junio 06, 2007

Vuelven. Más fuertes.

Resulta que ETA mantenía un "alto el fuego" desde marzo de 2006. Que no les engañen los hechos. Durante meses de terrorismo callejero, extorsiones y chantajes a empresarios vascos y navarros, un atentado con bomba que asesinó a dos personas y redujo a escombros un aparcamiento de la T-4, hemos vivido en un remanso de paz. Eso es lo que han intentado hacer creer los socialistas en el gobierno, con ETA apretándoles continuamente las tuercas.

Zapatero pretende ahora que nadie mire atrás, para tapar su bochorno. Que nadie se acuerde de la legalización de la nueva marca de Batasuna-ETA que se financiará de las arcas públicas. Que nadie saque de nuevo a la luz la excarcelación de De Juana Chaos, asesino de 25 personas. Una muestra de buenas intenciones hacia los terroristas que se disfrazó de estricta legalidad, pero que ahora se esfuerzan en corregir. El presidente Zapatero no quiere que se recuerden las reuniones entre socialistas vascos y etarras, el germen de un "proceso de paz" ficticio, buscado artificialmente por el PSOE con fines electorales.

Quiere que nos olvidemos de la absolución del batasuno Otegui por enaltecimiento del terrorismo, otra medida de gracia para apaciguar a los criminales. Zapatero desearía borrar de nuestra memoria el bochorno de llevar a las instituciones europeas las pretensiones proetarras, o sus circunloquios para evitar pronunciarse acerca del rearme de ETA en Francia, en el mes de octubre. Sus ansias de pasar a la Historia le han cegado y el resultado es una ETA con más oxígeno. Sus pretensiones siempre serán las mismas: conseguir una patria inventada e imposible en la que imponer un régimen socialista y totalitario. No hay hueco para el diálogo. Ahora retoman su carrera asesina con fuerzas renovadas. Acabemos con ellos.