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sábado, agosto 19, 2006

CHOQUE DE CIVILIZACIONES


El derrumbe del bloque comunista y el final de la Guerra Fría han dado lugar a un nuevo escenario geo-político, tan inestable o más que el que desaparecía en 1989 con la caída del muro de Berlín. El mundo árabe, uno de los tableros en los que americanos y soviéticos movían ficha silenciosamente, se ha convertido hoy en un avispero engordado durante años por el fundamentalismo. El mundo es hoy un lugar mucho más peligroso.

El triunfo de las doctrinas religiosas extremistas, patrocinadas por el wahhabismo oficial de Arabia Saudí y por los regímenes autoritarios musulmanes para -entre otras cosas- distraer a su opinión pública, han conseguido levantar un nuevo muro entre Oriente y Occidente. La multinacional del terror diseñada por Osama bin Laden sirve hoy, para un sector amplio, de bandera panmusulmana desde Rabat hasta Jakarta, enmascarando al jeque como guardián de las esencias y la pureza del Islam. También de la dignidad de los desfavorecidos frente a las políticas occidentales.

Una encuesta elaborada por el periódico marroquí L'Economiste, arroja datos escalofriantes acerca de las inclinaciones de los súbditos más jóvenes de Mohamed VI. El 44 por ciento no considera a Al Qaeda como una organización terrorista. Una postura que podría ser el resultado de las políticas sauditas para extender el wahhabismo y la jihad por todo el norte de África y también en España y Europa, a través de la construcción y financiación de mezquitas desde Madrid hasta Islamabad. Todo ello se suma a la situación de pueblos desesperanzados, que buscan una vida digna al otro lado del Estrecho. La pobreza y la frustración, unidas a la propagación de una ideología del odio, han sido muchas veces compañeras de viaje a lo largo de la Historia. Siempre con consecuencias desastrosas.

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