
Lo vemos en Vascongadas, con la pretensión de anexionar Navarra y las provincias vasco-francesas. También en Cataluña, con los Países Catalanes que se extienden por Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, zonas de Murcia, Andorra e incluso Italia...Y en Galicia, donde algunos se empeñan en aumentar generosamente la superficie regional para incluir en sus mapas territorio castellano-leonés y asturiano. A nadie se le escapa que la reivindicación es totalmente anacrónica. Podría entenderse en el siglo XIX, pero es una rotunda estupidez en la Europa del libre flujo de ciudadanos y capitales.
El caso es incordiar y seguir alimentando el aldeanismo, que se traduce en votos cada 4 años. Por que al fin y al cabo, en eso consiste. El nacionalismo es hoy en día una opción política muy rentable que apenas necesita gasolina. El fenómeno se retroalimenta a sí mismo. No hace falta recurrir a sesudos argumentos para ganarse al electorado. Es más bien un acto de fe y de ignorancia.
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