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martes, noviembre 14, 2006

Aldeanos Sin Fronteras

Es curioso cómo los nacionalismos siguen siempre unos patrones idénticos, calcados de los delirios totalitarios de principios y mediados del siglo XX, que también se aprovecharon de la distorsión de la identidad para iniciar sendas bastante tenebrosas. Al margen de su importante afición por falsear la Historia y fantasear con el pasado, los separatistas que padecemos en España tienen la manía de implicar a sus vecinos en sus ensoñaciones provincianas y expandir sus fronteras para fijar su espacio vital ideal.

Lo vemos en Vascongadas, con la pretensión de anexionar Navarra y las provincias vasco-francesas. También en Cataluña, con los Países Catalanes que se extienden por Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, zonas de Murcia, Andorra e incluso Italia...Y en Galicia, donde algunos se empeñan en aumentar generosamente la superficie regional para incluir en sus mapas territorio castellano-leonés y asturiano. A nadie se le escapa que la reivindicación es totalmente anacrónica. Podría entenderse en el siglo XIX, pero es una rotunda estupidez en la Europa del libre flujo de ciudadanos y capitales.

El caso es incordiar y seguir alimentando el aldeanismo, que se traduce en votos cada 4 años. Por que al fin y al cabo, en eso consiste. El nacionalismo es hoy en día una opción política muy rentable que apenas necesita gasolina. El fenómeno se retroalimenta a sí mismo. No hace falta recurrir a sesudos argumentos para ganarse al electorado. Es más bien un acto de fe y de ignorancia.

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