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sábado, mayo 26, 2007

En la encrucijada de la derecha española


La disciplina implacable de los partidos políticos no deja oxígeno a la iniciativa personal, ni a la originalidad o la disparidad de opiniones. Se buscan aduladores, borregos, profesionales del escaño y gente dispuesta a dejarse pisar la cabeza sin rechistar.

La Constitución Española exige que el funcionamiento y estructura interna de las organizaciones políticas "deberán ser democráticos". Sin embargo, los adalides del sistema constitucional nos sorprenden regularmente con sus decisiones totalitarias (I, II, III). Ocurre en todas las organizaciones que no reparan en medios para acaparar el poder y beneficiarse de él.

Esta descomunal maquinaria no favorece en nada la agilidad y flexibilidad para reaccionar ante las adversidades. Existen demasiadas cuotas de poder e intereses. En el caso del Partido Popular, sumido en una estrategia condenada al estancamiento desde el triunfo de Rodríguez Zapatero, no se percibe ningún indicio que haga pensar en que algo está cambiando en el corazón del partido. Y las cosas deben cambiar, si el objetivo es regresar al poder y ofrecer una alternativa sólida al conjunto de la sociedad española. Mariano Rajoy, líder moderado y eficiente orador, debe abanderar una transformación profunda y guiar a un partido que necesita escapar hacia el futuro, que ha de reconocer sus errores valientemente, asimilar los golpes del adversario y construir un discurso renovado.

El presidente popular ha repetido en numerosas ocasiones a lo largo de la campaña electoral de 2007, que la organización que dirige sigue la estela de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. EL PP intenta aprovechar el tirón de los líderes conservadores europeos pero carece del halo "renovador" de sus colegas alemanes y franceses. Con un ex-presidente del Gobierno -José María Aznar- empeñado en satisfacer sus deseos de venganza y unos "hombres fuertes" -Ángel Acebes y Eduardo Zaplana- más interesados en mantener su cuota de poder que en el bien del partido, los populares parecen abonados a la oposición y a la inmovilidad. Se han dejado guiar por líderes de opinión que decantan sus posiciones hacia la parte más fundamentalista del electorado conservador. Una estrategia que refuerza su núcleo duro pero que aleja cada vez más a votantes potenciales menos significados políticamente. No es lógico que ante la acción irresponsable y sectaria del gobierno socialista, la derecha española no tome ventaja.

viernes, mayo 18, 2007

El lodazal de los "neocon"


Los ataques del 11-S les dieron carta blanca para reorganizar el mundo y adaptarlo a las necesidades estratégicas de los Estados Unidos. Se iniciaba entonces una nueva era de confrontación, una vez reducido a polvo el bloque comunista, y el nuevo escenario brindaba la excusa perfecta para extender la hegemonía planetaria de la superpotencia. Especialmente en el ámbito energético, ante un panorama de crisis acuciante.

El resultado de esa hábil toma de posiciones en la Administración Bush se traduce hoy en Irak, el ejemplo más notorio de la agresiva política internacional de los neocon y también la ciénaga putrefacta en la que sus promotores se ahogan poco a poco.

La acaparación de recursos por la fuerza -petróleo y gas-, con la excusa del terrorismo islamista y la imposición de la democracia a modo de franquicia, ha resultado ser un suicidio político. Y lo que es peor, un avispero sin resolver que marcará el destino de Irak y del resto del mundo para las próximas décadas.

sábado, mayo 12, 2007

El triunfo de lo incorrecto


El 6 de mayo de 2007 no ganó únicamente Nicolas Sarkozy. Su llegada al Elíseo no es sólo la victoria de las posiciones conservadoras sobre el espectro de la izquierda. El rotundo triunfo del nuevo presidente francés es el ejemplo de la imposición de la política sin careta frente a la demagogia y la propaganda.

Mientras hay quien gobierna a golpe de encuesta y adorna sus escasos éxitos con poderosos efectos publicitarios y fuegos de artificio, Sarkozy promete contar las verdades del barquero, comenzando por una autocrítica profunda para retomar el orgullo de una nación. Apuesta por decir aquello que nadie quiere oír. Por reafirmar los valores franceses y europeos en tiempos de confusión y amenaza. Todo un desafío a la correción política a la que parecen abonados muchos dirigentes occidentales, como el autóctono Rodríguez Zapatero.

Por eso no es simplemente el triunfo de la derecha sobre la izquierda, es también el fin de una gerontocracia anquilosada en el ombliguismo y en un sistema corrupto de poder. Con Sarkozy nace un tiempo nuevo que podría reproducirse, con los años, en otros puntos de Europa. Nada es más necesario para devolver el amor propio al Viejo Continente.

Enlaces relacionados:
The Economist: The Gaullist Revolutionary.

...¡Acción!

El teatro político está en marcha. Los actores llevan a escena su guión con mayor ahínco que de costumbre. En quince días se producirá una nueva reorganización del poder -municipal y regional- entre los clanes de la clase política. Todo vale para perpetuarse en el sillón o para desplazar de él al contrario.

Desde hace años los partidos han puesto un empeño desmesurado en disfrazar sus estrategias tras sofisticadas técnicas de marketing. En la influencia arrolladora de las imágenes, los eslóganes y las apariencias se depositan más esperanzas que en la política de hechos. Y mientras tanto, los ciudadanos asistimos al gran circo, al engaño descarado y a la tomadura de pelo sin el más mínimo atisbo de rubor. Sabemos que nos están engañando y cómo lo están haciendo, y sin embargo apenas sentimos indignación. Hemos aprendido a asimilar mentira y política como elementos inseparables.

No es que los profesionales de la política sólo recurran al camelo en época de elecciones. Lo hacen cada día. Pero es poco antes de la llamada de los ciudadanos a las urnas cuando sus maneras se vuelven aún más exageradas. Inauguraciones de servicios públicos que se retrasan para acomodarlas al calendario publicitario -en perjuicio de la comodidad d elos ciudadanos- o precipitación en el acabado de algunas infraestructuras, también con el mismo fin.

Esta semana hemos conocido una modalidad mucho más efectiva. La realidad no puede arruinar la agenda de los gangs políticos y si un nuevo servicio no está listo para ser presentado siempre se puede recurrir al atrezzo. Es lo que ha hecho la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. En un genuino ejercicio de ilusionismo, el equipamiento de un recién estrenado departamento hospitalario aparece oportunamente para el reportaje fotográfico y desaparece a las pocas horas:

EL PAÍS: 'Inauguraciones' con incubadora de quita y pon.