La clase política enseña sin querer la patita por debajo de la puerta. Los partidos se ocupan de perfeccionar la ingeniería mecánica del poder. Lo han hecho a través de estatutos regionales que poco o nada han interesado a los ciudadanos y que contribuyen a entorpecer las relaciones entre el individuo y la Administración. Cualquier cosa con tal de amurallar a una clase política cada vez menos cualificada pero con ansias desmesuradas de control.
A algunos, como Miguel Sebastián -el poco prometedor candidato del PSOE al ayuntamiento de Madrid-, se les ve el plumero con demasiada facilidad. Estarán conmigo en que de una televisión pública plural, abierta e independiente del poder político, a una cadena en la que "Rafa" Simancas hace y deshace a su antojo hay un trecho demasiado largo. Es el precio del poder, nada debe escapar a su control.
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jueves, abril 12, 2007
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